Alcazaba de Guadix

La Alcazaba de Guadix se ubica en el corazón de la ciudad actual. Si bien fue edificada en torno al siglo XI por la dinastía Zirí, las excavaciones arqueológicas han documentado diferentes fases constructivas y transformaciones a lo largo de su larga historia. Asimismo, se tiene constancia arqueológica de que la ocupación del cerro se produjo ya desde la Edad del Bronce, continuando en época romana y altomedieval, si bien, el carácter de dicho poblamiento no se puede determinar por el momento.

Se trata de un complejo fortificado delimitado por un amplio perímetro de murallas que alterna torres y quiebros en su trazado. La construcción original se corresponde con la etapa Zirí de la ciudad (s.XI), como muestra la fábrica característica de esta dinastía, el tapial de cal y cantos. Es en este momento cuando se realiza toda una cinta muraria que recoge en el interior la zona de la alcazaba y parte de la medina. De esta etapa se documentan dos grandes puertas monumentales enfrentadas que permitían el acceso a la alcazaba desde la medina. Estas son la puerta oriental, que tiene acceso desde la actual plaza de don Pedro de Mendoza, comunicando la alcazaba con el principal cementerio de la ciudad, y enfrentada a esta, otra puerta monumental, ubicada en la actual calle de La Muralla, que permitía el paso también desde la medina. Ambas puertas presentan un acceso directo jalonado por dos torres, constituyendo este el modelo clásico andalusí hasta la aparición de la entrada en recodo, a partir del siglo XII. Estas puertas fueron bastante transformada en épocas posteriores (almohade y nazarí). 

La Alcazaba de Guadix va a mantener su función defensiva tras la conquista cristiana. Una de las hipótesis sugiere que el abandono paulatino se produciría tras la expulsión de los moriscos. Los trabajos arqueológicos han demostrado que sería amortizada con construcciones domésticas, que aprovecharían parte de las estructuras precedentes (como ocurre en la puerta de acceso de la Calle de La Muralla). 

El aspecto actual de la alcazaba se debe, en buena medida, a las transformaciones que sufrió en época napoleónica. La ocupación de Guadix se produjo en 1810, y pese a ser una breve estancia de dos años y medio se tuvo que readaptar el complejo para cumplir de nuevo con sus funciones militares. Probablemente en este momento se cerraron las dos puertas andalusíes de acceso. Una vez cegada su puerta oriental, se construyó junto a esta un nuevo acceso más amplio que permitía ingresar dentro del recinto los carros de artillería. Entre otras obras de transformación, las tropas napoleónicas realizaron grandes movimientos de tierra para aplanar buen parte del recinto interior. 

En la actualidad la Alcazaba de Guadix sigue siendo objeto de excavaciones arqueológicas y tareas de restauración del conjunto, para ser adecuado como futuro Parque Arqueológico.