Yacimiento Arqueológico del Castellón Alto (Galera)

Localizado a escasos metros de la localidad de Galera, es uno de los yacimientos argáricos mejor conservados de la Península Ibérica gracias a la pronta actuación de investigación, conservación y puesta en valor acometida hace más de 20 años, y que tuvo continuidad posteriormente. 

En el cerro de Castellón Alto constituye un poblado de carácter fortificado de la Edad del Bronce, perteneciente a la Cultura del Argar (2.200 y 1.350 cal. a.C.). Más concretamente, se enmarca en una etapa avanzada del Bronce Pleno, entre el 1900 y 1600 a.C., pudiendo sus últimos momentos adscribirse al Bronce Tardío, y forma parte de un grupo de asentamientos que se instalaron a lo largo de todo el valle del río Galera, a distancias similares entre uno y otro.

Se caracteriza por un modo de poblamiento escarpado, que aprovecha la ladera del cerro en toda su cara sur para constituir un asentamiento dividido en diferentes terrazas. Está conformado por tres terrazas, rematada la primera en una acrópolis que correspondía a los miembros más pudientes de la sociedad. El resto de terrazas están separadas de ésta por un muro perimetral, que guardaba, además de las viviendas, un aljibe de considerables dimensiones.

Los estudios arqueológicos y antropológicos apuntan a que esta sociedad se encontraba estratificada.

El yacimiento cuenta con la reconstrucción de una de las viviendas, que reproduce los modos de vida, así como los utensilios y herramientas que eran utilizados en el día a día de estas poblaciones. Además, a lo largo del yacimiento podemos ir encontrando reproducciones de las cerámicas halladas en las excavaciones.

La cultura del Argar destaca, igualmente, por la forma en la que entierran a los difuntos, ya que son depositados bien bajo el suelo de la propia vivienda, o bien, como en en el caso de Castellón Alto, en oquedades en la roca del propio cerro. A este respecto, en 2002 apareció en el yacimiento una sepultura que constituye un unicum en la Península por su grado de conservación, que mostraba restos de dos individuos parcialmente momificados, de manera natural: un niño de unos cuatro años, y sobre todo, un adulto que, además de un excepcional ajuar, conservaba restos de tejidos corporales y mechones de pelo largo y oscuro en la cabeza. Este último ha sido denominado "la momia de Galera".