Baños termales de La Malahá

Los baños se ubican a las afueras de La Malahá, a escasos kilómetros de la capital. Se trata de un complejo termal nutrido por diferentes manantiales, cuyas propiedades mineromedicinales han sido valoradas desde hace tiempo, y que gracias a ello permite disfrutar de un espacio de recreo donde, además, se conservan diferentes restos arqueológicos. 

Gracias a las investigaciones realizadas, conocemos que existe, tanto en su propia ubicación como alrededores, una ocupación humana que se remonta, al menos, al Bronce Final, y que se extiende durante la protohistoria, la etapa romana y la musulmana. Los restos más reseñables se corresponden cronológicamente con una pileta destinada a la producción de aceite, que ha sido integrada dentro del propio recinto, donde se encuentra el restaurante y las áreas de recreo. Las investigaciones realizadas por María Oliva Rodríguez apuntan a su pertenencia a una posible villa romana que estuviese aprovechando el caudal de las aguas. Ya en época medieval, los resultados de las excavaciones sacaron a la luz una serie de silos, además de la documentación de varias estancias, que son visibles hoy día, y se fechan en torno al siglo XII, si bien extendiéndose la ocupación hasta el periodo Nazarí. 

El resto del conjunto lo encontramos a la entrada del recinto; consta de un hamman musulmán del que se conserva gran parte de su estructura primigenia. Aunque han sido objeto de su protección hace unos años, hasta hace muy poco se habían mantenido en uso por las gentes del pueblo, que aprovechaban el manantial termal del que se surte.

Otro de los vestigios más visibles son los de un antiguo conjunto estructural del siglo XIX destinado a hospedar a visitantes que hacían uso terapéutico de las termas. Se conservan los restos de pavimento, estancias y alacenas de la hospedería y las piletas de baño. Llegó a ser un verdadero balneario en dicha época, con todas las instalaciones necesarias en este tipo de instalaciones termales. 

En la actualidad cuenta con tres piscinas termales y dos piscinas de agua fría. Son visibles, también, los restos de una balsa de acumulación y enfriamiento de las aguas termales, que ha sido aprovechada, además, para el sistema de regadío de la vega.