Castillejo de Los Guájares

Sobre una escarpada roca caliza, en la parte derecha del río Toba, se encuentra el Castillejo de Los Guájares. Se trata de un complejo amurallado andalusí, situado a una altitud de 405 metros. Lo más destacable de este asentamiento fortificado es su buena conservación, siendo visible tanto el perímetro de las murallas como gran parte de su distribución interior. 

Su periodo de ocupación se enmarca entre mediados/finales del siglo XII y principios del XIV, constatándose, en ese momento, su abandono de forma general, y sin evidencias de violencia, pero dejando tras de sí gran parte de sus utensilios domésticos. Esto hace pensar en que el abandono del yacimiento fuera repentino, lo cual impidió a sus habitantes recoger todas sus pertenencias. Asimismo, el Castillejo fue reocupado, pero ya de manera estacional y puntual, a lo largo del siglo XVI. 

La entrada a este complejo se realiza por el lado oeste del mismo, a través de una puerta en recodo que conduce a un espacio interpretado como baluarte defensivo. En el interior del mismo encontramos diversas viviendas con tipología y distribución variada, así como un aljibe que ha perdido gran parte de su estructura original. La presencia de murallas, torres y el mentado baluarte nos evidencian las necesidades defensivas que tenía la población de la época.

Respecto a la técnica constructiva de las edificaciones del asentamiento, tanto las murallas exteriores como los alzados de las estancias y ámbitos interiores, están construidas con tapial sobre mampostería, conservando, en algunos casos, sus enlucidos de cal.